Víctor José López
Desde el primer día que Hugo
Chávez llegó a la presidencia de la República se descubrió su intención de crear otro país.
Fue siempre destruir Venezuela su meta: una
nación dos países.
Chávez pulverizó la República, lo
hizo sometiendo los poderes públicos a su antojo: destruyó el Congreso,
reduciéndolo a una cámara, la Asamblea de Diputados, eliminando el Senado
porque, militarmente le era un estorbo: era la cámara que tenía que ver con el
ascenso de los oficiales. Eliminando el Senado quedó en sus manos el destino de
los militares, y con ese sometimiento a su voluntad Chávez logró desbaratar las
Fuerzas Armadas Nacionales, FAN, relegándola al papel de Guardia Pretoriana ,
FABN, al servicio de sus desafueros.
La ductoria militar en el
Estado, lleva a la perversión militarista al Estado y la función coactiva el
cual es el camino a la perversión pretoriana.
Hoy padecemos esta
perversión, la representación cívica multitudinaria de la Asamblea Nacional
sometida a un Tribunal Supremo de Justicia estructurado por magistrado
colocados , no elegidos, sin tener los méritos académicos y profesionales para
ejercer tan delicada misión como es la impartir Justicia.
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